"Volver a estar entre las candidatas al Premio Max es un privilegio"
Por Javier Cano - Marzo 07, 202
Rosario Pardo, entre los galardonados con los Premios Zabaleta de 2019 en Quesada.
—¿Dónde hay que ir para ver Los días de la nieve ahora mismo?
—Ahora mismo tenemos dos funciones en Valencia a finales de este mes, luego el festival de Segovia, Alcalá de Henares, cuatro días en Sevilla, Las Palmas de Gran Canaria... Eso ahora mismo, porque hay cosas vendidas también para octubre y noviembre. Hay un 'chorreíllo' de funciones que no para.
—¿Cuál es el secreto del éxito de esta obra?
—Que habla de una mujer de posguerra, de las que se ha hablado poco; eso es lo que yo creo que más atrae. Impresiona mucho al público, es un personaje muy dramático, pero te ríes con ella y lloras con ella. El público neesita esa catarsis, esas verdades, en una historia que a todo el mundo le toca. ¿Quién no tiene una abuela o una madre que ha pasado por ahí, con la máquina Singer, una posguerra muy dura...? Pero ella lo cuenta con cierta dignidad, desde el perdón, desde algo que ha pasado, sin tener que dar más explicaciones. Eso llena muchísimo a la gente, y lo agradece. Me sorprende cuando salgo fuera y veo gente llorando, que te espera y te hace comentarios maravillosos. Creo que es lo más bonito que me ha pasado en teatro, ver cómo esa gente reacciona.
—¿Le costó mucho interiorizar el personaje de la viuda del poeta Miguel Hernández, la quesadeña Josefina Manresa?
—Te tienes que meter siempre en los personajes, y en este caso, en un personaje del que hay referencias, que existió realmente. He tenido que llevarla a mi terreno del teatro porque era una mujer seca, dura de carácter, y he tenido que suavizarla porque tampoco era plan de mostrar esa cara; era parca en palabras, y esto dura una hora y cuarto. Pero viendo todo lo que escribió, lo que se publicó de ella, creo que al finas he dado con ciertas claves como para que el texto pueda llegar al público de una manera más o menos fidedigna. Sus sobrinos fueron a ver la obra a un pueblo de la sierra de Madrid y me felicitaron, decían que era el trabajo que mas se acercaba a Josefina. Me dejaron muy contenta.
—Hablando de la provincia... ¿Cómo están sus 'relaciones' con Jaén?
—Mis relaciones con Jaén son siempre un tira y afloja; ayer mismo vine de Jaén, he estado con los amigos por ahí, subí al castillo... Siempre que puedo me doy una vueltecilla.
—Sigue siendo para usted un chute de energía, ¿no?
—Hombre, es tu pueblo, son tus recuerdos, tus paisajes, tus amigos. Además, en Jaén se come estupendamente, con lo cual si te tiras dos o tres días por allí, está muy gracioso.
—¿Eso no es 'peligroso', Rosario?
—Claro, luego os hincháis y ponéis todos muy gordos.
—¿Dónde hay que ir para ver Los días de la nieve ahora mismo?
—Ahora mismo tenemos dos funciones en Valencia a finales de este mes, luego el festival de Segovia, Alcalá de Henares, cuatro días en Sevilla, Las Palmas de Gran Canaria... Eso ahora mismo, porque hay cosas vendidas también para octubre y noviembre. Hay un 'chorreíllo' de funciones que no para.
—¿Cuál es el secreto del éxito de esta obra?
—Que habla de una mujer de posguerra, de las que se ha hablado poco; eso es lo que yo creo que más atrae. Impresiona mucho al público, es un personaje muy dramático, pero te ríes con ella y lloras con ella. El público neesita esa catarsis, esas verdades, en una historia que a todo el mundo le toca. ¿Quién no tiene una abuela o una madre que ha pasado por ahí, con la máquina Singer, una posguerra muy dura...? Pero ella lo cuenta con cierta dignidad, desde el perdón, desde algo que ha pasado, sin tener que dar más explicaciones. Eso llena muchísimo a la gente, y lo agradece. Me sorprende cuando salgo fuera y veo gente llorando, que te espera y te hace comentarios maravillosos. Creo que es lo más bonito que me ha pasado en teatro, ver cómo esa gente reacciona.
—¿Le costó mucho interiorizar el personaje de la viuda del poeta Miguel Hernández, la quesadeña Josefina Manresa?
—Te tienes que meter siempre en los personajes, y en este caso, en un personaje del que hay referencias, que existió realmente. He tenido que llevarla a mi terreno del teatro porque era una mujer seca, dura de carácter, y he tenido que suavizarla porque tampoco era plan de mostrar esa cara; era parca en palabras, y esto dura una hora y cuarto. Pero viendo todo lo que escribió, lo que se publicó de ella, creo que al finas he dado con ciertas claves como para que el texto pueda llegar al público de una manera más o menos fidedigna. Sus sobrinos fueron a ver la obra a un pueblo de la sierra de Madrid y me felicitaron, decían que era el trabajo que mas se acercaba a Josefina. Me dejaron muy contenta.
—Hablando de la provincia... ¿Cómo están sus 'relaciones' con Jaén?
—Mis relaciones con Jaén son siempre un tira y afloja; ayer mismo vine de Jaén, he estado con los amigos por ahí, subí al castillo... Siempre que puedo me doy una vueltecilla.
—Sigue siendo para usted un chute de energía, ¿no?
—Hombre, es tu pueblo, son tus recuerdos, tus paisajes, tus amigos. Además, en Jaén se come estupendamente, con lo cual si te tiras dos o tres días por allí, está muy gracioso.
—¿Eso no es 'peligroso', Rosario?
—Claro, luego os hincháis y ponéis todos muy gordos.
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