Habito, quizás, tiene esas cualidades raramente frecuentes
hoy día. La de la belleza y la del silencio sereno donde late más íntima la voz
de la poeta y la nuestra propia. La autora teje sus versos con la belleza del
haiku, su luminosidad, su provocación sensorial, y al mismo tiempo,
deconstruyendo el objeto poético, y
volviéndolo a construir, se nos desnuda del ruido, de la tentación de caer en
la ostentación, y nos envuelve cálida en su voz...
Habito, pues, como sólo puede ocurrir en el silencio, como
sólo puede ocurrir en la intimidad, como sólo puede ocurrir en la soledad de
los amados, es el trémulo ejercicio de la memoria de quien sabe contar, de
quien sabe excitarse con la piel y el amor, de quien como niña aprendió a
columpiarse en las nubes del verso y del latido...
Pruden Tercero Nieto
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