¡tE GUSTARÁ ZABALETA! HASTA EL 7 DE ENERO EN EL MAD DE ANTEQUERA | GUÍA PARA ENTENDER MEJOR LA EXPOSICIÓN
Entre los actos del Año Picasso que conmemora el 50 aniversario del fallecimiento de nuestro gran pintor malagueño, se expone en el MAD de Antequera la Muestra ‘El planeta exterior y la estrella interior: La alta Andalucía en la pintura de Rafael Zabaleta’
Hasta el 7 de enero podemos disfrutar de 35 obras de un gran valor artístico del pintor Rafael Zabaleta que incluyen paisajes, figuras, bodegones, nocturnos y retratos.
Se nota en algunos cuadros de la exposición la influencia de Picasso tanto en su estilo como en alguna temática, ya que fue un referente para Zabaleta,según nos cuenta Luis Jesús Garzón Cobo, Comisario de esta muestra.
La exposición incluye algunos regalos del propio Picasso al autor
Rafael Zabaleta conoció personalmente a Picasso durante su segunda estancia en París. En el taller del pintor malagueño ambos conversaron durante varias mañanas (31 de mayo, 8 y 11 de junio de 1949). Zabaleta regaló a Pablo Picasso uno de sus dibujos surrealistas a tinta.
Picasso entregó y dedicó a Zabaleta un retrato de su hija Maya (impreso en offset) y un libro de dibujos, además de un cartel de exposición (litografía firmada) y un plato de porcelana con dibujo del pintor y texto de Paul Éluard, piezas que podemos contemplar en esta exposición.
Curioso detalle al respecto.
Regalo de Picasso a Zabaleta | Original en la exposición en el MAD de Antequera |
Las obras proceden del Museo Zabaleta de Quesada (Jaén) y de cinco colecciones particulares: la colección de la familia Reverte Méndez, la de Rafael Ceballos Atienza, la de la familia Castaño Lasaosa-Zabaleta, la de Dolores Julve Guerrero y la de Carlos M. Marco Romero.
El criterio expositor del Comisario de la Muestra ha optado por presentar la obra de Zabaleta siguiendo un recorrido temático flexible, Y si el espectador observa en las cartelas la fecha de realización de cada cuadro, puede descubrir al mismo tiempo la evolución de su pintura.
Podemos contemplar en esta muestra treinta y cinco obras de Rafael Zabaleta (paisajes, figuras, bodegones, nocturnos, retratos…). En la mayor parte de ellas están presentes algunos motivos que tuvieron especial relevancia en la producción del pintor: el paisaje serrano y urbano de su tierra natal, el «paisaje interior» de su casa y su estudio, y el campesinado, tema este último por el que será especialmente conocido y referente obligado para movimientos como Estampa Popular, un grupo de grabadores de los años 60 comprometidos con el arte social.
Guía de la visita para entender mejor la Muestra
En la sala 1 ESPACIO INTERIOR VITAL Y ARTÍSTICO
Buena parte de la pintura de Rafael Zabaleta, la más conocida por el público refleja de forma recurrente el paisaje serrano y urbano de Quesada (Jaén), su localidad natal, y los espacios interiores en los que discurría su vida “de pueblo” (su casa, su estudio…) y la de sus paisanos.
Como podemos observar en esta sección, Zabaleta combina frecuentemente en sus obras ese paisaje y esos espacios interiores con la figura, el retrato o el bodegón con frutos de la tierra, lo que nos permite observar no solo cómo los veía, sino también cómo los vivía y sentía.
En el Círculo de Bellas Artes (Madrid) practicaba el dibujo del natural a partir de los y las modelos de los que allí disponía. Pero al plasmar su trabajo en el papel o el lienzo, frecuentemente situaba la figura (normalmente desnudos) en un espacio que le resultaba familiar: su casa y su estudio de Quesada. Y es que solía trasladar todas sus experiencias vitales de fuera de Quesada a su espacio más íntimo.
En la sala 2 EL CIRCO
Es bien conocido el interés que Pablo Picasso mostró desde muy temprana edad por el circo, cuyos personajes se mezclan a lo largo de toda su obra con los de la comedia del arte, especialmente el arlequín.
Zabaleta, conocedor de la obra del pintor malagueño, sintió similar atracción por el tema también desde fechas tempranas. Ambos suelen representar los personajes circenses no durante los momentos en que actúan y dan rienda suelta a su talento, sino en momentos de descanso y mayor intimidad.
En su viaje a París de 1949, más concretamente el 8 de mayo, Rafael Zabaleta visitó el Circo Medrano, como habían hecho Picasso y otros numerosos artistas de la bohemia parisina, lo que nos muestra su interés por vivir de cerca lo que ya habían hecho otros pintores como Renoir, Degas o Toulouse-Lautrec.
Los personajes circenses de Zabaleta, a pesar de sus coloridos ropajes, trasmiten una gran melancolía y tristeza interior. En algún caso (“Volatineros”) los sitúa en un paisaje rural de Quesada y seguidos por campesinos y campesinas locales llenos también de melancolía y tristeza. De alguna manera relaciona así a dos símbolos de la soledad, el sufrimiento, la incomunicación y la exclusión social.
A Zabaleta no solo le interesaba el paisaje de su tierra, sino muy especialmente el contacto con quienes trabajaban en él, lo que refleja reiteradamente en su obra; eso sí, sin olvidar que tenía una vida diferente fuera del pueblo, normalmente poco conocida por sus paisanos.
Veremos en esta sala a jornaleros y pastores realizando faenas agrícolas, viajando en su humilde carro, sentados en actitud reflexiva ante el paisaje, posando como para una fotografía en su sencilla casa familiar o incluso dirigiéndose enérgica y masivamente hacia el espectador para mostrar su dura situación laboral. Hasta las maternidades son campesinas en la obra de Zabaleta.
En febrero de 1943 contaba por carta a un amigo que había pasado unos días en el campo y la sierra cazando perdices y señala que «fueron unos días al margen del mundo en compañía de pastores y carboneros». En la misma carta escribía: «… cerraré mi temporada actual de pueblo, pues ya solo estoy pendiente de ponerme la ropa de mi otro Zabaleta, y tomar el tren».
Y en carta a otro amigo (marzo de 1946) reiteraba: «Me acordé de V. estos días pasados en la sierra cuando por las noches al amor del fuego contaban los pastores historias de lobos».
A ello debía referirse Zabaleta en 1958 cuando manifestaba en una entrevista que su “ruralismo” respondía «a una necesidad de expresión, íntimamente ligada, nacida mejor, del medio en que vivo y la tierra que piso.
Es natural que trate de expresar sus formas y colores en un mensaje cuanto más amplio, mejor». Y remachaba: «Es muy peligroso hablar genéricamente en la actualidad de una pintura andaluza, ya que por desgracia está muy desacreditada. De momento, lo mejor es que la pintura que se haga en nuestra tierra no se parezca a la que muchos creen que la representa». Su crítica iba probablemente dirigida a la pintura costumbrista, sin otro valor que su propia belleza estética y carente de ese “mensaje cuanto más amplio mejor” que él trataba de expresar.
En la sala 4 OBRA SURREALISTA. “SUEÑOS EN QUESADA”
Una parte menos conocida de la obra de Zabaleta es su producción de carácter surrealista, correspondiente a finales de los años 30 y principio de los 40, a la que él concedió gran importancia.
Al regreso de su viaje a París de 1935, Rafael Zabaleta se incorpora a ADLAN-Madrid (Amics de l’Art Nou – Madrid), una prestigiada y elitista asociación muy interesada en el surrealismo que se fundó en Barcelona en 1932 y a cuya sección madrileña pertenecían, entre otros, el crítico de arte Enrique Azcoaga, el pintor y escritor José Gutiérrez Solana, el pintor Timoteo Pérez Rubio, la filósofa María Zambrano y pintores más jóvenes como Luis Castellanos y Maruja Mallo.
El propio Zabaleta manifestaba en carta a Eugenio D’Ors (14-3-1944) el origen de sus “Sueños”: «Ya vi en “Arriba” su escrito de “Sueños en Quesada”, y su acertada visión de enlazarlos en mis recuerdos del París de las revistas, las modas, los grabados, y en general todo ese mundo de la infancia y de los sueños, unido ya al París más cercano, y que vi de una manera tan fugaz».
Durante toda su vida el pintor intentó con gran interés y numerosas gestiones, pero sin éxito, editar y publicar sus “Sueños en Quesada”. Tras su muerte, será Camilo José Cela quien los publique, acompañados por textos originales del escritor, en su libro El Solitario y los Sueños de Quesada de Rafael Zabaleta (Mallorca, Papeles de Son Armadans, 1963).
Autorretrato |
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