sábado, 25 de abril de 2015

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Foto
Panorámica de Quesada, al sur de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas.
Día del Libro

El poeta Miguel Hernández y Quesada

El legado del poeta Miguel Hernández, el autor de los versos de Andaluces de Jaén, se guarda en Quesada, en la encantadora localidad donde nació su esposa Josefina Manresa, en un museo que comparte con el pintor Rafael Zabaleta.
Andaluces de Jaén / aceituneros altivos / decidme en el alma quién / quién plantó estos olivos. Miguel Hernández, uno de los poetas más esclarecedores de la España de la primera mitad del siglo pasado, mantuvo con Jaén un idilio perpetuo.
Su vinculación con las tierras de la alta Andalucía le llegan por partida doble: Durante la guerra civil del 36 fue responsable de información en el frente jiennense y comisario cultural, cargo por el que dirigió el periódico propagandístico Altavoz del Frente Sur. Pero la razón más poderosa para amar a Jaén vino de la mano de su esposa Josefina Manresa, que nació en la encantadora localidad de Quesada, al sur de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas.
Durante los años que vivió en Jaén, Miguel Hernández escribió alguno de los poemas más bellos de su libro Viento del Pueblo. Uno de ellos es Aceituneros, un canto al esfuerzo y a la dignidad del hombre, himno oficial de la provincia, y a la vez un conjunto de letras que contienen el paisaje y los encantos de una tierra que nunca dejó pasó inadvertida ante los ojos despiertos de los grandes viajeros.

El museo

El museo se acaba de inaugurar.
Hoy el legado de Miguel Hernández se custodia en Quesada, en el Museo que comparte con el pintor Rafael Zabaleta. Se cierra así el círculo que él y su esposa mantuvieron con esta tierra, a la vez que se hace justicia social y poética con la obra de un hombre íntegro en un tiempo de odios y pasiones desatadas.
El Museo Miguel Hernández y Josefina Manresa de Quesada es un nuevo espacio cultural en el que se ha reunido el legado del escritor y algunos de sus más íntimos objetos personales, entre ellos su máquina de escribir y la maleta que le acompañó durante todos sus viajes. El museo está dividido en cinco salas que se identifican con otras tantas obras literarias del autor. Los paneles expositivos reproducen algunas sus composiciones más importantes.
Se exhiben además fotografía a gran tamaño, archivos sonoros de su voz y un espacio musical para los cantautores que han puesto voz y música a sus textos y entre los que destaca Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat o el cantaor flamenco Miguel Poveda.

En el frente

La máquina de escribir del poeta.
Hay además elementos de atrezzo que recrean una trinchera desde donde el poeta observó la lucha encarnizada entre los dos frentes, la cárcel en la que padeció hasta su muerte o la casa en la que nació en el municipio alicantino de Orihuela. Los audiovisuales que se exhiben nos dan una idea del contexto social y político en que se larvó la obra del poeta y la estrecha relación que mantuvo con Lorca, Aleixandre o Neruda, entre otros muchos.
Quién iba a sospechar que el legado literario y la herencia pictórica de Miguel Hernández y Rafael Zabaleta acabarían juntas. El museo que abre sus puertas en Quesada se convierte así en un centro cultural de primer orden para los amantes de ambas realidades. Y lo hace en una de las localidades más encantadoras de la provincia de Jaén.
Desde que el viajero llega a ella, sorteando los paisajes olivareros que Hernández y Zabaleta pontificaron en sus respectivas obras, el caserío quesadeño descuella sobre un altozano sobre el que se eleva como un faro en mitad de la sierra húmeda y pedregosa la torre campanario de la iglesia de San Pedro y San Pablo.

El paisaje

Las centro cuenta con cinco salas.
Para llegar hasta este mirador, rodeado de altas montañas y de femeninas lomas moteadas por un escuadrón de olivos, es necesario caminar entre las calles estrechas, blancas y perfumadas esta primavera por el jazmín, el geranio y la buganvilla.
El río Guadalquivir, el río mayor de Andalucía, nace en Quesada, en la Sierra de Cazorla. Sus aguas limpias nacen en una cerrada umbría que estos días de abril está tapizada por verdes bosques galería. Su belleza compite con la Cueva del Agua, que está más al sur, a los pies del castillo y del santuario de Tíscar, cuya imagen mariana es patrona del pueblo.
Hay en Quesada, además de la obra del poeta y de su pintor predilectos, motivos suficientes para pasar unos días. Dos de ellos son la Villa Romana de Bruñel, que atesora un hermoso mosaico, y tres etapas del sendero de gran recorrido 247, el llamado sendero de los Bosques del Sur, un itinerario circular por la feraz naturaleza que enaltece el parque natural de Cazorla, Segura y Las Villas, el mayor espacio protegido de España.

 Más información en www.museomiguelhernandez.es

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