sábado, 18 de febrero de 2017

UN HOMENAJE A JOSEFINA MANRESA EN EL DÍA QUE SE CONMEMORA EL TREINTA ANIVERSARIO DE SU MUERTE

Un homenaje a Josefina Manresa

18.02.2017 | 00:06 Hace treinta años, el 18 de febrero de 1987 falleció en Elx Josefina Manresa Marhuenda, viuda del poeta Miguel Hernández.  Nació en Quesada (Jaén) el dos de enero de 1916.

En homenaje a Josefina Manresa, la mujer mejor cantada, y las mujeres olvidadas, creamos la comisión de Luces en la sombra; sus objetivos recuperar la memoria de todas aquellas mujeres sencillas, pero extraordinarias que fueron necesarias para que la sociedad salga de la oscuridad hacia un mundo más solidario, justo y en libertad. Para ello se han elaborado decenas de actividades educativas y culturales.

De no haber existido Josefina Manresa, no sabemos que habría pasado con el legado del poeta oriolano, pero sí que puedo afirmar, que gracias a ella se ha podido recuperar la vida y obra de su compañero del alma. En 1987 fuimos atravesados por su ausencia pero queda en nuestra memoria las conversaciones de ella con los compañeros de prisión, guerra y literatura de Miguel Hernández. Constantemente pasaban por su casa ilicitana todos estos testigos hernandianos y se recibían saludos de aquellos que recordaban con cariño al poeta universal. De Vicente Aleixandre, de Luis Rodríguez Isern, de Juan Guerrero Ruiz, de Cossio..., hay numerosos testimonios como el de Pablo Neruda a través de un periodista: «Si ve usted a Josefina Manresa, la esposa de Miguel Hernández, cuando vuelva a Levante, háblele de mí, y entenderá como Miguel era como mi hijo. Por mucho tiempo mi casa de Madrid fue su casa, y a ella venía cada día y cada noche. Yo asistí, al "deslumbramiento" de Miguel porque era un chico campesino muy campesino, que abrió los ojos muy cerca de mí al mundo, a la vida civil: al espectáculo de la conciencia que se desarrolló en él. Hasta entonces solamente era un aprendiz de la poesía, mejor dicho, un genial aprendiz de la poesía. Pero con su transformación moral, él se desarrolló ante mi vista como un gran árbol que tomara cada vez más posesión de toda su facultad, de toda su posibilidad. M.H. fue uno de los fenómenos más extraordinarios que me ha tocado conocer y ver. Así que si ve a su viuda (Josefina) dígale de mi parte cómo la quiero... y con eso ya es bastante, que en eso está enterrado todo».
Josefina vivió en Orihuela su dura niñez y juventud. En Elx su soledad compartida con su hijo Manolillo cosiendo ropa desde el amanecer hasta altas horas de la noche. Nos acompañó, siendo la guía, en el nada fácil camino de recuperación hernandiana, recorrido siempre lleno de obstáculos, presiones, negativas, prohibiciones... Murió antes de que su oriolano fuese reconocido pero obviamente, la difusión universal no habría sido posible sin ese trabajo constante, incesante de la musa de Miguel Hernández. Esta mujer oriolana-ilicitana merece que Orihuela, como ya lo hizo Elx, le dedique una calle y que se le nombre hija adoptiva.
FUENTE:  www.diarioinformacion.com

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